Día -1: Primeras impresiones

Nos levantamos tarde ese jueves 4 de agosto, como a las 11. Tomamos unos mates con Silvi, un par de galletitas de agua del día anterior, y encaramos nuestro viaje hacia el Estadio Olímpico Engenhao. Es la primera vez en la historia del olimpismo moderno que la Ceremonia Inaugural y la de Cierre se hará en otro estadio, el Maracaná. El Engenhao o Joao Havelange no recibirá a Yelena Isinbáyeva por los problemas con el dóping en Rusia, pero sí observará a Usain Bolt en sus últimos Juegos Olímpicos, entre otros célebres deportistas de Atletismo.

El partido del seleccionado argentino contra Portugal es a las 18 pero queremos llegar mucho antes para percibir los colores de un Brasil Olímpico con sus dilemas sociopolíticos que se hacen saber en las calles de Río de Janeiro, principalmente en Copacabana y la zona del centro.

Pagamos 25 reales cada uno para tomarnos una especie de Metrobus en el que solo pueden viajar aquellos que tienen entradas. “Una vez que terminen los Juegos estos micros los podrá utilizar el público”, nos afirmó el señor de seguridad de la estación Bosque Marrapendi, lugar de donde partimos hacia la estación Morro do Outeiro para después hacer combinación con otro “Metró” que nos llevara a Vila Militar, donde justamente había más militares que voluntarios. Nos sorprendió la basta presencia de soldados de verde con boina color bordó de costado y los jeeps. Las manos sobre el gatillo de esos rifles largos solo lo solíamos ver en las películas de guerra. Miran, buscan, perciben, pareciera que están atentos a todo, y que escuchan todos nuestros movimientos. Tanta seguridad asusta un poco y hace que revisemos los bolsillos una vez más.

IMG_0036

Estación Bosque Marapendi, en el centro de Barra Da Tijuca

IMG_0037

Estación Bosque Marapendi por dentro, con los primeros pasajeros

El Estadio Olímpico se ve desde la estación de tren Engenho de Dentro y es enorme. Semejante círculo lleno de toneladas de vigas y cemento es imponente desde donde se lo mire. Pero naufragamos hacia él. En las afueras la vemos Nati Jota, la notera informal de ESPN que está dando qué hablar en las redes. Cruzamos algunas palabras y seguimos hacia el ingreso al estadio. En el control del scanner nos hacen sacar todo lo que tengamos de electrónica para ponerlo en una bandeja como las del aeropuerto, y pasamos sin problemas. En el interín nos sacamos algunas fotos, comemos una hamburguesa, un poco de cerveza para quedarnos con el vaso del recuerdo y entramos a un estadio vacío. Es que aún no había clima olímpico. Tal vez mañana, el día 0, el de la Ceremonia Inaugural, Río de Janeiro abra sus ojos al mundo.

IMG_0043

Estadio Olímpico Engenhao desde afuera

IMG_0047

Antes de entrar al estadio Olímpico

Honduras ya venció a Argelia por 3 a 2 en el debut del fútbol masculino. Las sillas azules brillaban más que la escasa gente que alentaba a ambos seleccionados. Había muy poco público por no decir que no había nadie. Pero el Joao Havelange tomó un poco de color con el debut del conjunto de Julio Olarticoechea, donde toda la torcida brasileña hinchaba en contra nuestro. Cada vez que algún jugador argentino tocaba la pelota se oían los chiflidos, los “Uhhh”. El repudio era generalizado y hasta insoportable. Nada nuevo ni lejano a lo vivido en Brasil 2014.

Argentina jugó mal y por eso perdió. La gente estaba contenta con el segundo tanto portugués que el arquero Gerónimo Rulli dejó pasar entre sus piernas. Y los torcedores se reían del nuestro seleccionado. Éramos más visitantes que nunca.

IMG_0067

Estadio Olímpico Joao Havelange

Cuando salimos también nos cantaban esa canción que dice “Mil gols, mil gols, mil gols, mil gols, mil gols, so ó Pelé, so ó Pelé, Maradona cheirador…”. Nos atrincheramos entre los pocos que éramos y nos dirigimos hacia la estación Engenho de Dentro para pegar la vuelta. De pronto miramos hacia un costado y nos dimos cuenta que estábamos caminando a la par de Carla Rebecchi, Noel Barrionuevo, Delfina Merino, entre otras Leonas junto con alguno Gladiadores, y Juan Curuchet, aquel ciclista que logró la medalla de oro en Beijing 2008 junto a Walter Pérez, y que ahora es miembro de la delegación argentina. Esto solo puede pasar en un Juego Olímpico.

Llegamos cansados al departamento, así que ni comimos, ni nos bañamos ni nada. Decepción pero expectativa porque esto todavía no empezó. Esperemos que mañana, con el anuncio oficial del comienzo de los Juegos, Río de Janeiro haga un giro de 180º porque por ahora, en lugar de ver caras internacionales solo se escucha el chiflido del viento tropical brasileño. Hasta mañana.

Más notas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *