Río de Janeiro al desnudo

Por Nicolás Barbieri –

Hace cuatro días que los juegos han comenzado. Medio Brasil esperó este momento desde 2014 cuando Alemania levantó la Copa del Mundo de fútbol venciendo en la final a nuestra selección por 1 a 0. Por aquellos días, la realidad socioeconómica y política que atravesaba el país, era similar a la situación actual. La principal diferencia claro, radicaba en que el gobierno de Dilma Rouseff todavía no enfrentaba el impechment que la alejó provisoriamente del mandato a la dirigente por 180 días. Es por eso que la otra mitad está inmersa en un desconcierto y recelo permanente hacia los juegos.

Paradójicamente, la rapidez con la que se viven y se desarrollan, guarda muchos recuerdos de aquel proceso, que se inicio temprano en la tarde del 17 de abril y completó la votación recién el 12 de mayo. Un día antes de la ceremonia de apertura, el Senado de la Nación votó a favor de someter el caso al Pleno de la cámara, con lo cual en caso de concretarse, la dirigente nacida en Belo Horizonte podría ser destituida definitivamente del cargo.

No hay que hacer la vista gorda al lado B que cotidianamente se vive en las calles de Río de Janeiro. Se estima que la plata invertida en el evento ha superado los 40 mil millones de reales, algo así como 125 millones de dólares. Poco más de 1875 millones de pesos…

En las calles de Copacabana la rutina continúa. El barrio con mayor densidad poblacional de Río de Janeiro está lleno de vida. Las palmeras acompañan el movimiento del viento. El verde está presente en cualquier dirección que uno mire. Incluso, caminando por calles céntricas donde abundan los negocios.

El trajín de los juegos olímpicos es de ida y vuelta. Un constante ir y venir. Siempre existen motivos y cosas para criticar a los organizadores de los JJOO, pero en Brasil (estamos en el cuarto día de competencia) todo viene saliendo muy bien. Punto aparte para los transportes terrestres como el subte, tren y micros. Muy bien organizado.

Foto: Nacho Amiconi.

Foto: Nacho Amiconi.

Tampoco es para menos cuando al caminar uno se cruza constantemente con un ejército armado hasta los dientes. Los helicópteros resuenan incluso durante la noche. Recorren de este a oeste las playas blancas que delinean el paisaje veraniego. ¿Invierno? Eso en Copacabana no se conoce. O por lo menos, nadie lo recuerda. En el único lugar donde se siente el frío es con el aire del subte. Parece mentira que en esta estación del año, los centralizados de la línea subterránea estén encendidos.

Finalizando el cuarto día de competencia, son muchas las alegrías que hemos tenido. Sintiéndolas desde cerca, haciéndolas propias. Mucho más, cuando escuchamos sonar el himno y se nos eriza la piel al ver la bandera en lo más alto.

La victoria de Juan Martín Del Potro sobre el número 1, y actual campeón del Australia Open y Roland Garros, dos representativos Gran Slam, se sumó a la previa muestra de batalla y corazón que dio Paula Pareto. La Peque se consagró como la primera mujer argentina en ganar una medalla de oro luego de cuatro victorias consecutivas (y en el mismo día) frente a sus contrincantes.

Poco a poco, la gente va compartiendo sus sensaciones. La delegación argentina es la más grande de la historia junto con la de Londres 1948. En total, 213 fueron parte de la ceremonia inaugural, y aunque algunos ya se hayan quedado sin chances, siguen de pie en la Villa Olímpica acompañando a los demás deportistas. Se nota un buen clima entre todos los que son parte de la ilusión blanquiceleste.

Pasaron algunos minutos de las 12 de la noche. La selección argentina de handball no pudo con Croacia y perdió en la última jugada 27 a 26 en la Arena del Futuro. Ahora solo queda soñar a lo grande en los tres partidos que restan. Pero para los croatas no todo es alegría. El Alma acaba de vencer. 90 a 82 resultado final para los de Hernández que suman su segunda victoria. Arena Carioca de fiesta.

En horas comienza un nuevo día más de competencia en la trigésima primera edición de los juegos modernos. Bona Noite.

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