Día 6: Junto a viejos medallistas

En el shopping Cittá America almorzamos unos buenos platos de comida, después de tanta hamburguesa obligatoria. Silvi pidió una milanesa napolitana con arroz y farofa. Y yo preferí un filet de merluza con ensalada mixta. Rico, la verdad. El estómago necesitaba algo un poco más cercano a lo sano antes de partir al desierto de Deodoro ya comidos.

No nos gustaba ni nos gusta Deodoro. Es un predio muy amplio con muchos deportes donde no se puede conseguir algo para comer en toda una jornada. Ya nos había ocurrido lo mismo el día 1 (ver: http://losolimpicos.com.ar/blog/2016/08/06/el-desierto-de-deodoro/). Además desde la estación Vila Militar hay que emprender una larga e interminable caminata hasta el predio olímpico, como tres kilómetros hasta llegar a algún campo de juego. Pero igual teníamos que estar ahí porque a las 18 jugaban las Leonas su cuarto partido frente a la poderosa Australia.

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El clima del público argentino fue moderado esta vez, a comparación de lo vivido con el Básquet, por ejemplo. Nada de cánticos contra Brasil como sí fue en otros deportes. Mirar el partido era fundamental. Hinchar, secundario. Hasta que se empezaron a oír voces inadmisibles.

“¿Por qué cobra falta este Laverni?”, “no entiendo nada de este deporte”, fueron los primeros dichos futboleros del hombre que estaba dos asientos hacia nuestro costado. Chistoso al principio escuchar esas reiteraciones pero después, con el transcurso de los minutos, se fue tornando algo insoportable. “¡Dale, nena soltá la pelotita antes!”, “…estas chicas no tienen sangre…”, “jugála rápido. No te das cuenta que nos están ganando”, “era antes el pase, ahora corré, muñeca”, les gritaba el tipo, quien seguramente fuera el mejor jugador de hockey que no sabía las reglas de la historia argentina, y además había ganado diez medallas de oro seguidas como capitán del equipo desde Helsinki 1952 a Seúl 1988. Este último fue con un bastón en la otra mano pero igual terminó siendo figura. En fin, este párrafo no tiene validez alguna, como los comentarios del argentino ese que seguramente es el mejor en lo que hace, si hace algo de su vida.

Cruzarse con Luciana Aymar (ahora trabajando para ESPN) me hizo acordar que estamos en los Juegos Olímpicos, o mejor dicho en el Socialismo Olímpico Deportivo, y que cosas así iban a seguir ocurriendo, por lo menos hasta el 21 de agosto. No le pedí fotos, ni autógrafos, ni una charla. No quise molestarla mientras trabajaba. Ya habrá tiempo de sobra.

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Las Leonas esta vez perdieron por 1 a 0 ante el seleccionado australiano, en un partido donde les costó llegar al arco rival, y alejaron así sus chances de clasificar a cuartos de final, pero lo importante fue que lo intentaron una vez más.

Ni bien se escuchó el pitido final la mayoría de los hinchas argentinos salieron corriendo a la estación Vila Militar rumbo al Parque Olímpico de Barra Da Tijuca. Allí, en el Arena Carioca 1, El Alma buscaría su tercera victoria frente a Lituania a las 22.30.

Llegamos con una hora de anticipación a Barra, en el medio de cánticos que alentaban a la Generación Dorada y que no se olvidaban del país organizador de estos Juegos.

Más allá de la derrota por 81 a 73 en lo que fue la tercera fecha del grupo B, lo que generó este seleccionado fue increíble una vez más. Los viejitos y los bajitos hicieron vibrar al estadio con sus actuaciones, aunque los recursos no sean los mismos que hace diez años atrás.

La jornada no ha sido de la mejor pero se trata de otro recuerdo para que almacene el cerebro. Tener a metros a Lucha Aymar (ahora en ESPN), Mechi Margalot (ahora en ESPN), Carla Rebecchi, Delfino Merino, Noel Barrionuevo, Luis Scola, Carlos Delfino, Andrés Nocioni y Emanuel Ginóbili aún vigentes fue emocionante. Nombres que dieron tanto por nuestro deporte no alcanza ni el número de letras más grande (1638) para tipearlos. Solo resta agradecerles y acompañarlos, porque son viejos medallistas que hoy buscan otra vez dejar al país en lo más alto.

 

 

 

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