El “Fora Temer” llegó a los Juegos Olímpicos

Las calles de Rio de Janeiro tienen casi todo el día gente, mucha gente. Con una población de 6,32 millones de habitantes (cifra de 2010) es la segunda ciudad más grande de Brasil después de San Pablo. El turismo, y los Juegos Olímpicos en particular, traen aún más gente. En este contexto, no es difícil que se crucen los idiomas de todo el mundo en la vereda de la Avenida Atlántica en las playas de Copacabana o en los pasillos de los morros, donde prima una inconfundible alegría carioca.

El clima de fiesta olímpica es innegable, como también es innegable que se vea atravesado por un conflicto político, económico y social que comenzó en 2013, que se profundizó con el mundial de futbol de 2014 y que tiene su momento más fervoroso con el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff y la asunción al poder de su vicepresidente Michel Temer, miembro del PMDB.

En la cancha

Dentro de los juegos olímpicos, en las competencias y en las inmediaciones de las canchas, parecería que el Comité Olímpico Internacional (COI) y el gobierno provisional quisieran instalar una burbuja. En algunos medios Alternativos, y por comentarios de los espectadores se puede ver el reclamo, pero la burbuja está. Casi nada de lo que pase por fuera de las competencias deportivas importa para los burbujeros del COI y el gobierno.

A pesar de ello el #ForaTemer circula y es una constante por estos días en Rio de Janeiro. Un joven con la remera del Flamengo levanta un cartel escrito a mano en la final de Rugby entre Fiji y Gran Bretaña, el partido ya había terminado pero la policía le dice que no puede realizar ese reclamo. El joven le muestra inmediatamente un documento que le alcanza una chica que lo acompaña, posee la sentencia de un juez que tuvo que realizar un dictamen para que no impidan a la gente manifestarse.

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Gritan una vez, dos veces y  se suman otros, luego se escuchan algunos silbidos, el flamenguista igual sonríe y sigue con el cartel en alto, bien alto. A pesar de la sorpresa, los espectadores de Fiji parecen no entender y siguen con la alegría de su medalla de oro. Ingleses, australianos y personas de diversos orígenes se encuentran en la misma situación y optan por salir del estadio, mientras él se saca fotos con algunos brasileros que se le acercan y sostienen el cartel.

En la calle

Los intentos por romper la burbuja son muchos y la plaza Mauá, centro del boulevard olímpico que se encuentra en la zona del puerto, es el escenario  ideal para presentar un reclamo ante el inmenso público de los Juegos. Allí se congregaron distintos sindicatos y organizaciones para repudiar el recorte de presupuesto en sectores como la educación y la salud pública, además de denunciar el “golpe parlamentario” que sacó a Dilma Rousseff del sillón presidencial.

Para llegar hasta allí hay que tomar el metro y bajar en la estación “Uruguaiana”, cruzar la Avenida Presidente Vargas y caminar 3 cuadras por la calle Acre. A pesar de este camino para llegar al punto nodal de la manifestación, hay algo que en Brasil te permite ir descubriéndolas antes, una estrategia de comunicación muy efectiva que utilizan las organizaciones sociales, que consiste en entregar estampas para la ropa a la gente que pasa, por lo que al rato de comenzada la actividad hay cientos de personas caminando por el boulevard olímpico con un círculo rojo en el pecho (generalmente del lado del corazón) que dice “Fora Temer” y que posee la Firma de la Central Única de Trabajadores (CUT).

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Los distintos representantes de las organizaciones hablan, algunos más serenos y otros un poco más eufóricos, con un micrófono y un parlante que apunta hacia afuera del círculo que hacen los militantes. Son de distintos sindicatos y algunas organizaciones sociales pero todos terminan sus discursos con el mismo grito que la gente replica dos o tres veces: ¡Fora Temer!

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